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Showing posts from January, 2020

Juliana Restrepo, La corriente

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Juliana Restrepo, La corriente . Medellín: Angosta Editores (2016),  131  pp. Llegué a este libro porque leí el cuento de Juliana Restrepo en la antología Puñalada trapera y quedé convencido de que era una voz muy prometedora: una buena narradora que había presentado a la antología un cuento nada sobresaliente. En busca de esa promesa, llegué a La corriente . La edición que preparó Angosta, tal como la de Criacuervos , es muy bonita, desde el papel hasta el diseño. Los cuentos no me entusiasmaron igual. Sigo viendo aquí una narradora refrescante, poco convencional, dotada de un lenguaje desenfadado y buen sentido del ritmo. Encadena las palabras en ciempiés divertidos y pega las palabras y se salta las comas y brinca idiomas y omite palabras que no se necesitan para comunicar el mensaje y lanza neologismos sin perder el aliento. Algunos ejemplos: — “Me llamo Camila Santamaría Cock; segundo apellido: pene-en-inglés” (p. 37). — “Una gorda blanca care-Europa-del-Este n

Mario Levrero, “La máquina de pensar en Gladys”

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Mario Levrero, La máquina de pensar en Gladys (1970). Bogotá: Laguna Libros (2018), 168 pp. Uno termina este libro como si lo hubieran electrocutado en el momento en que estaba saboreando miel: ¡qué delicia!… y ¿qué pasó? Es mi primer encuentro con Levrero y no será mi último. Su ficción es una mezcla muy rara en español. Los cuentos son hipnóticos: lentos y descarnados, poblados por situaciones fantásticas e imposibles que se leen como si no fueran ni fantásticas ni imposibles. Levrero aquí cotidianiza el absurdo, a la vez que lo cotidianidad de los cuentos se descose en filamentos que no se pueden hilvanar de nuevo como la cotidianidad que conocemos. Luego de un prólogo muy bonito de Fernanda Trías —sobre la “constelación de influencias” que Levrero la ayudó a conformar, sobre la aversión de Levrero a los prólogos— viene el cuento epónimo. Es un texto de dos páginas que parece una descripción de una noche cualquiera en la vida de un contador cualquiera, excepto por

“querían una sociedad sin clases pero no una sociedad sin sexos” (Fernando Iwasaki, “Helarte de amar”)

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Fernando Iwasaki, Helarte de amar y otras historias de ciencia-fricción (Madrid: Páginas de Espuma, 2012), 151 pp. Llegué a este libro sin expectativas, más allá de las que me generaba Iwasaki por Ajuar funerario , del que escribí una nota hace años. Así que no sabía, a pesar de la portada medio sugerente, que era un libro erótico. Erótico y cómico, en realidad, porque desde el juego de palabras del título en adelante hay una cascada de chistes que terminan en la página de colofones al final, titulada “Culofones (o microrrelatos por detrás)”. Algunos cuentos son más olvidables que otros. Incluso algunos de los olvidables te sacan sonrisas, a veces por el absurdo tan exagerado, a veces por los juegos de palabras. Hay varios relatos desde la perspectiva de un joven que apenas descubre la sexualidad, como “En el batimóvil, con miss Graciela” (sobre un estudiante enamorado de su maestra) o como “La mujer de arena” (sobre un niño que se hace consciente de los placeres

Humberto Ballesteros, “Un ringlete”

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Humberto Ballesteros, “Un ringlete” ( Puñalada trapera : Rey Naranjo Editores, 2017) ¿Qué es? Alicia es una escritora que ha dejado de escribir y de leer y vive en un ancianato. Su hijo, Julián, le pide que se vaya a vivir con él a otro lugar, “un país con estaciones” (p. 220), pero ella se niega. Alicia siente gran amor por su nieta, María del Mar, con quien comparte una imaginación muy activa. Se inventan países, hablan de los amigos imaginarios. Alicia atesora los regalos de María del Mar, especialmente un ringlete al que mira mucho y con el que trata de poblar sus sueños. Alicia se enferma y, cuando despierta, María del Mar está a su lado en el hospital. Alicia se imagina que ve el ringlete desde la ventana e invita a María del Mar a que lo vea también. Alicia le dice que el ringlete “nunca se te va a perder” (p. 223) y momentos después fallece. ¿Qué me gusta? Los personajes y el lenguaje. A pesar de que el cuento es de tan solo cinco páginas, Ballesteros logra const

Gloria Susana Esquivel, “La huésped”

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Gloria Susana Esquivel, “La huésped” ( Puñalada trapera : Rey Naranjo Editores, 2017) ¿Qué es? La narradora llega como huésped donde una pareja de amigos: Juana y David. Está convaleciendo tras terminar una relación con Luis, que es, además, el mejor amigo de David. Sus anfitriones la tratan como una niña: la felicitan por estar firme ante el fin de la relación con Luis, la premian con un oso de peluche y una mariquita, le hablan como a una niña y David hasta comenta que algo que hacía con ella era “la mejor actividad padre e hija del mundo” (p. 167). Es una relación de confetti y algodón de azúcar que pronto llevará a un matrimonio en una notaría, pero no está exenta de problemas y tensiones. La narradora pasa ahí unos días, piensa cómo excusarse de la boda para no ver allí a Luis con una nueva pareja y al final se escapa con un gesto juguetón que se imagina que va a ser objeto de una conversación entre Luis y David. ¿Qué me gusta? El humor y la ausencia de explicacione

Orlando Echeverri Benedetti, “La lumbre en mi vientre”

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Orlando Echeverri Benedetti, “La lumbre en mi vientre” ( Puñalada trapera : Rey Naranjo Editores, 2017) ¿Qué es? Isabel cuenta la historia de su papá y de cómo el esposo de su mamá lo asesinó. Ella empieza la narración a la deriva, luego de que se le termina una relación de doce años porque su novio la deja por otra mujer. Se va a vivir con su mamá en Norfolk y consigue allá un trabajo brillando los pisos de un aeropuerto por las noches. Su mamá le cuenta en detalle quién era su padre, cómo se conocieron, cómo José Alarcón lo asesinó. La mamá de Isabel muere al poco tiempo e Isabel decide visitar a José Alarcón, que vive en un hogar de ancianos en Detroit. José resulta ser una persona agradable y atenta. La conversación es breve y fragmentaria, pero hace caer en cuenta a Isabel de que las historias de su mamá no eran precisas. En un momento, Isabel no soporta más la conversación y se va. ¿Qué me gusta? Los detalles y los símbolos. La narración incluye unos detalles que

María Fernanda Ampuero, “Subasta”

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María Fernanda Ampuero, “Subasta” ( Pelea de gallos : Páginas de Espuma, 2018) ¿Qué es? Una mujer recuerda la infancia que pasó en medio de peleas de gallos, recogiendo gallos destripados y buscando formas de evitar que los galleros la manosearan y la miraran con lujuria. Estos recuerdos le llegan mientras espera, con la cabeza metida dentro de un trapo, a que la subasten: el taxista la secuestró y la llevó a un sitio donde venden a las personas a otros que las robarán o las violarán. Al final, cuando el turno le toca a ella, se cubre en sus propios excrementos. Recuerda de las peleas de gallos que los galleros les tenían repulsión a los excrementos y las vísceras de los gallos, así que usa eso ahora para que no la compren. No la compran. ¿Qué me gusta? La narración y la historia. La narración es ágil, pasa de un lugar y de una preocupación a otra rápidamente. Caracteriza a ciertos personajes con un trazo o dos. Hace comentarios sociales sin detenerse en ellos, como cu

Patricia Engel, “Fausto”

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Patricia Engel, “Fausto” ( Puñalada trapera : Rey Naranjo Editores, 2017) ¿Qué es? Paz cuenta la historia de la relación de siete años que tuvo en Miami con Fausto Guerra. Ambos tenían 25 años y un deseo ardiente: el de Paz, por casarse; el de Fausto, por enriquecerse. Un día, en la playa, se acerca un hombre rico del condominio donde trabajaba Fausto como guardia de seguridad. El hombre le propone a Fausto un trabajo, que termina siendo el de mover cantidades de coca de un lugar a otro de la ciudad. Fausto engaña a Paz para que ella conduzca los carros con el dinero. Luego de un tiempo, Paz se da cuenta de lo que están haciendo, pero aun así siguen. Quieren llegar a cien mil dólares. La policía los descubre. Fausto se escapa para Medellín, pero Paz decide quedarse en Miami con su papá, dueño de un restaurante colombiano. Ella le dona el dinero a la iglesia y pasa los siguientes tres años esperando el regreso de Fausto. ¿Qué me gusta? La voz y los personajes. La voz de

Pilar Quintana, “La rumba, son, palo muerdo”

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Pilar Quintana, “La rumba, son, palo muerdo” ( Puñalada trapera : Rey Naranjo Editores, 2017) ¿Qué es? Un anciano irlandés vive en un lugar con selva y mar que, por otras obras de Quintana, podemos suponer que es el Pacífico colombiano. Allí lo ha afectado una enfermedad que lo ha hecho perder control de su cuerpo: ahora se mueve en una silla de ruedas y “a veces podía sostener la cabeza erguida”. Se pasa el cuento buscando a su esposa, Rosa, dentro de una casa vacía, poblada por gente ausente y por recuerdos de todo lo que hizo al construirla. Al final, sale a buscar a Rosa a una quebrada. ¿Qué me gusta? La narración, el sentido de ausencia y la escena final. La narración es precisa, sin giros retóricos mal usados. Solo un narrador experimentado empezaría el cuento así: “Soñó que estaba sonando esa canción que dice «La rumba, son, palo muerdo» y cuando se despertó estaba sonando «La rumba, son, palo muerdo»”. Esperamos un contraste entre la primera parte de la oración

Andrés Neuman, “Fumigando en casa”

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Andrés Neuman, “Fumigando en casa” ( Alumbramiento : Páginas de Espuma, 2006) ¿Qué es? El narrador es un niño que vive frente a la Bruja, una vecina de la que rumoran que es una hechicera. Uno de los mitos sobre la Bruja es que acumula toda la basura en el piso, así que su apartamento está lleno de cucarachas, algo que la mamá del narrador combate con fanatismo a través de un cerco químico en la puerta de la entrada. La Bruja tiene un hijo, Bicho, que trata al narrador como un adulto, y una sobrina, Miriam, por quien el narrador siente atracción. ¿Qué me gusta? La profundidad que viene de la ingenuidad del narrador. La vida familiar del narrador es hostil, con peleas constantes entre sus padres, pero él no lo percibe así; la ve como intentos de sus padres de darle gusto y protegerlo. Los cercos de veneno que traza la mamá parecen ser una forma de protegerse de los males que viven afuera, pero su hijo tampoco los ve así; los ve como lo que aparentan ser.

Mónica Gil Restrepo, “Calderas”

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Mónica Gil Restrepo, “Calderas” ( Puñalada trapera : Rey Naranjo Editores, 2017) ¿Qué es? La narradora es una entusiasta de la bicicleta en medio de un grupo de ciclistas que bajan y suben una montaña junto a un río que se llama Calderas. Ella se accidenta y a pesar de las heridas decide continuar por el trayecto más difícil hasta completar el viaje. ¿Qué me gusta? El ritmo y la tensión entre los distintos personajes. El viaje es un reflejo de la sociedad en general: hay competencia y soberbia, hay tensiones entre los géneros, hay fricción entre las clases sociales. Lo último se ve en una parada que hace la narradora para untarse crema en las heridas. “No hay simpatía”, dice la narradora cuando se ve frente a una mujer que la “mira con recelo” y le habla con voz “áspera”; la mujer lleva a la narradora a un baño que no es más que “un cubículo con un sanitario sin tapa y una minúscula poceta”. Uno espera que eso desemboque en algún tipo de confrontación.   La carrera