Posts

Showing posts with the label Thomas Pynchon

Sobre el libro de cuentos

Image
Tim Keppel, Alerta de terremoto . Trad. Julio César Mejía Yépez. Bogotá: Alfaguara (2006), 307 pp. Óscar Saavedra, El Viaje . Cali: Universidad del Valle (2003), 86 pp. Tomás González, El rey del Honka-Monka (1993). Bogotá: Norma (2006), 207 pp. Javier A. Moreno, Lo definitivo y lo temporal (Inventario de objetos perdidos) . Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT (2008), 103 pp. Mucho se ha dicho últimamente sobre el estado actual del cuento, y más aún del libro de cuentos. Un autor de una antología de cuentos le dedicó dos columnas al tema hace poco, en El Espectador . La revista Cambio publicó un artículo al respecto en una edición reciente. Un blog literario colombiano, El ojo en la paja , aprovechó dos libros de cuentos para pronunciarse brevemente sobre este formato. Todos coinciden en referirse a la idea de que el libro de cuentos está agonizando, y muchos buscan conjurar ese mito. El cuento no está muerto, ni moribundo. Aun si lo estuviera, sinceramente no sería algo t...
Image
J. M. G. Le Clézio, Viaje a Rodrigues (1986). Trad. Manuel Serrat Crespo. Bogotá: Editorial Norma (2008), 125 pp. La portada es llamativa, tanto así que constantemente vuelvo a la fotografía mientras leo, como también a la biografía del autor y a la contraportada. Lo hago mucho, y no quiero admitir que es por distracción, pero así es. Cuento las páginas para el final de la sección: y para el final del capítulo, y del libro. Son sólo 125 páginas en todo el libro, pero estos malos hábitos me hacen tardarme cantidades pasando de una portada a la otra. Si bien Gravity’s Rainbow lo abandoné con desdén y lo retomé por deber , Viaje a Rodrigues lo abandonaba intermitentemente, con desidia. En realidad, no me sedujo este libro del nuevo Nobel de Literatura. Seguí mi propio consejo , y lo leí hasta el final, pero nunca llegó a convencerme. La trama es muy sencilla, y se hace clara desde los primeros capítulos: el narrador está recorriendo los pasos de su abuelo, quien llegó a la isla de Rodrigu...

A somewhat curt piece on Vonnegut

Image
Kurt Vonnegut, Slaughterhouse-Five (1969). New York: Dial Press (2005), 275 pp. Kurt Vonnegut, Timequake . New York: Berkley Books (1997), 250 pp. I already said what my greatest reading decision of 2008 was: mustering enough patience to pick up and plow through Gravity’s Rainbow when I had already given up on it. Well, my second greatest reading decision, hands down, was to read Slaughterhouse-Five . Yes, incredibly, I hadn’t ever read any Vonnegut, and Slaughterhouse-Five turned out to be a perfect place to start. Like with Vallejo , I had also been stockpiling recommendations, without ever making an incursion into Slaughterhouse-Five . Pynchon and Vonnegut actually dovetail, in my reading experience: I remember complaining bitterly about Gravity’s Rainbow to someone, and he said, oh, you got American war novels all wrong, you must turn to Slaughterhouse-Five at once. I didn’t. But then, roughly a year later, with her usual forcefulness, my friend Pilar Quintana made me vow to read...

Vallejo desde el desbarrancadero

Image
Fernando Vallejo, El desbarrancadero . Bogotá: Alfaguara (2001), 194 pp. Durante mucho tiempo no había querido leer a Fernando Vallejo. En sus columnas había encontrado una prédica de virilidad y prejuicio, de odio e impulsividad, que me parecía una postura fingida hasta el punto de volvérsele una máscara inescapable. No seguí leyendo sus columnas, y evité sus novelas. Sin embargo, con los años empecé a acumular recomendaciones enfáticas. Uno de los vallejistas, en cuyo criterio confío, me confesó guardar sus copias de las obras de Vallejo junto a la Biblia. En últimas, di el brazo a torcer. El resultado fue que leí El desbarrancadero . Mi primera impresión fue la risa: ¿cómo no reírse cuando un narrador cascarrabias, ágil con las palabras y acerbo con las ideas, destruye tanto la cabeza del títere como el títere y la tarima? Es una proeza mantener ese tono cáustico durante casi 200 páginas, y el autor lo logra, pero termina por volverse repetitivo y no alcanza a darle a la obra nada s...

How I became infatuated with Thomas Pynchon's novels

Image
So here’s my confession: I utterly love Thomas Pynchon’s work. Perhaps my single greatest reading decision of the year was not to give up on Gravity’s Rainbow when I felt that it was going nowhere, that it was pedantic and excessive, and that it had vague and also madly pullulating characters. After about 400 pages of it, I stopped, filed it away, and slandered it for a while, using the coarsest billingsgate on people who would listen. A few months later, I took the novel up again, very reluctantly I admit, and, suddenly, I was infatuated. I not only had to gobble up the whole thing, but also felt compelled to leap on everything else this eccentric and elusive man had written. And thus I have done, intermittently, over this now expiring 2008. So yes, it was true: Pynchon’s novel was going nowhere. And this wasn’t only the case with Gravity’s Rainbow , but also with the other novels of his I’ve now read. The plots are thin, and they tend to deteriorate in a muddle of quirky descripti...