Muy buen cuento. ¿Sabe que me gusta mucho la manera como resuelve los asuntos que quedan pendientes? Me gusta que lo deje para el final, como porqué Sandra confió en Tomás, que se entiende en las últimas líneas del segundo capítulo, luego qué pasa con él, y después el final definitivo. Me gustó mucho.
(Si puedo hacer una observación, en el primer capítulo hay tres párrafos que empiezan con "En ese momento..." y se nota. Por si les quiere dar una revisión).
Mónica: Muchas gracias por el comentario. Chévere que hayás notado la manera sinuosa en la que el cuento resuelve sus asuntos, sin que las soluciones que creen haber encontrado los personajes sean necesariamente definitivas. La idea del plan es central a la historia, como también lo son las constantes frustraciones al plan. Los editores de HermanoCerdo atinaron con esa frase que destacaron al principio.
(Creo que tenés razón con tu observación final, en paréntesis. Sustituyendo el segundo de los tres inicios de párrafo se disipa la sensación de reiteración. Aunque en principio no me opongo a la repetición --hay algunas repeticiones más adelante en la historia que son temáticamente relevantes--, en este caso creo que sí se justifica el cambio. Gracias).
Fernando Vallejo, El desbarrancadero . Bogotá: Alfaguara (2001), 194 pp. Durante mucho tiempo no había querido leer a Fernando Vallejo. En sus columnas había encontrado una prédica de virilidad y prejuicio, de odio e impulsividad, que me parecía una postura fingida hasta el punto de volvérsele una máscara inescapable. No seguí leyendo sus columnas, y evité sus novelas. Sin embargo, con los años empecé a acumular recomendaciones enfáticas. Uno de los vallejistas, en cuyo criterio confío, me confesó guardar sus copias de las obras de Vallejo junto a la Biblia. En últimas, di el brazo a torcer. El resultado fue que leí El desbarrancadero . Mi primera impresión fue la risa: ¿cómo no reírse cuando un narrador cascarrabias, ágil con las palabras y acerbo con las ideas, destruye tanto la cabeza del títere como el títere y la tarima? Es una proeza mantener ese tono cáustico durante casi 200 páginas, y el autor lo logra, pero termina por volverse repetitivo y no alcanza a darle a la obra nada s...
María Fernanda Ampuero, “Subasta” ( Pelea de gallos : Páginas de Espuma, 2018) ¿Qué es? Una mujer recuerda la infancia que pasó en medio de peleas de gallos, recogiendo gallos destripados y buscando formas de evitar que los galleros la manosearan y la miraran con lujuria. Estos recuerdos le llegan mientras espera, con la cabeza metida dentro de un trapo, a que la subasten: el taxista la secuestró y la llevó a un sitio donde venden a las personas a otros que las robarán o las violarán. Al final, cuando el turno le toca a ella, se cubre en sus propios excrementos. Recuerda de las peleas de gallos que los galleros les tenían repulsión a los excrementos y las vísceras de los gallos, así que usa eso ahora para que no la compren. No la compran. ¿Qué me gusta? La narración y la historia. La narración es ágil, pasa de un lugar y de una preocupación a otra rápidamente. Caracteriza a ciertos personajes con un trazo o dos. Hace comentarios sociales sin detenerse en ellos, como cu...
La industria del cuento norteamericana es enorme (antes me he referido a algunas de sus manifestaciones): Best American Short Stories cada año, Best Nonrequired Nonfiction cada año, Pushcart Prize cada año, docenas de revistas trimestrales (como McSweeney’s , Zoetrope: All-Story y Kenyon Review ), One Story , Black Lawrence Press , etcétera. Un poco embriagado con eso, fui a la librería más grande de San Juan y pedí una buena antología de cuentos en español. Me mostraron un manojo con cuentos traducidos al español, pero yo quería cuentos escritos en español. Encontré un gran total de una: la que hoy reseño, El nuevo cuento latinoamericano , publicada por Norma en el 2009. Está disponible parcialmente en Google Books, aquí . Antes de que me lo digan, claro que existen otras antologías. Sólo que no las había. El adjetivo “nuevo” en el título es sencillo de explicar: los doce cuentos fueron publicados en el siglo veintiuno, bien sea por autores jóvenes (Samanta Schweblin) o por auto...
Muy buen cuento. ¿Sabe que me gusta mucho la manera como resuelve los asuntos que quedan pendientes? Me gusta que lo deje para el final, como porqué Sandra confió en Tomás, que se entiende en las últimas líneas del segundo capítulo, luego qué pasa con él, y después el final definitivo. Me gustó mucho.
ReplyDelete(Si puedo hacer una observación, en el primer capítulo hay tres párrafos que empiezan con "En ese momento..." y se nota. Por si les quiere dar una revisión).
Mónica: Muchas gracias por el comentario. Chévere que hayás notado la manera sinuosa en la que el cuento resuelve sus asuntos, sin que las soluciones que creen haber encontrado los personajes sean necesariamente definitivas. La idea del plan es central a la historia, como también lo son las constantes frustraciones al plan. Los editores de HermanoCerdo atinaron con esa frase que destacaron al principio.
ReplyDelete(Creo que tenés razón con tu observación final, en paréntesis. Sustituyendo el segundo de los tres inicios de párrafo se disipa la sensación de reiteración. Aunque en principio no me opongo a la repetición --hay algunas repeticiones más adelante en la historia que son temáticamente relevantes--, en este caso creo que sí se justifica el cambio. Gracias).
Esta muy bacano el cuento
ReplyDeleteGracias por el comentario, Apelaez.
ReplyDelete¡Me encanta veneno! Todos tus cuentos son buenísimos. Y tus novelas :)
ReplyDeleteCarolina: Muchas gracias. Aunque todavía me falta algo de tiempo y bastante trabajo para poder hablar de "novelas" en plural, gracias.
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