Humberto Ballesteros, “Un ringlete”


Humberto Ballesteros, “Un ringlete” (Puñalada trapera: Rey Naranjo Editores, 2017)

¿Qué es? Alicia es una escritora que ha dejado de escribir y de leer y vive en un ancianato. Su hijo, Julián, le pide que se vaya a vivir con él a otro lugar, “un país con estaciones” (p. 220), pero ella se niega. Alicia siente gran amor por su nieta, María del Mar, con quien comparte una imaginación muy activa. Se inventan países, hablan de los amigos imaginarios. Alicia atesora los regalos de María del Mar, especialmente un ringlete al que mira mucho y con el que trata de poblar sus sueños. Alicia se enferma y, cuando despierta, María del Mar está a su lado en el hospital. Alicia se imagina que ve el ringlete desde la ventana e invita a María del Mar a que lo vea también. Alicia le dice que el ringlete “nunca se te va a perder” (p. 223) y momentos después fallece.

¿Qué me gusta? Los personajes y el lenguaje. A pesar de que el cuento es de tan solo cinco páginas, Ballesteros logra construir personajes con quien es fácil conectarse. Cuando Alicia muere, al final del texto, el vínculo emocional entre Alicia y su nieta es claro y uno lamenta su partida. Julián, el hijo de Alicia, revela su carácter en un momento en el que “con los labios apretados sentaba [a María del Mar] en una silla y le quitaba el ringlete” (p. 220). Vemos que la vida de María del Mar sin Alicia no va a ser tan libre como la abuela quería.

El lenguaje es muy bien logrado. Las descripciones y ciertas reflexiones son de un lirismo poderoso, sin llegar a detener la acción del cuento. Esta es una reflexión de Alicia sobre la muerte: “Al parecer morirse era eso: todo hecho un borrón de acuarela mojada y uno que dejaba poco a poco de estar en su centro, que también perdía el color propio, que se esparcía como si al abrir los brazos escapara con torpe renuencia de sí mismo y se abalanzara hacia la libertad y el olvido al mismo tiempo” (p. 221).

¿Qué no me gusta? El título y algunas partes que quizás sobran. El título ciertamente se enfoca en un elemento clave del texto, pero hubiera preferido “el ringlete”, no “un ringlete”. El inicio del cuento empieza directamente hablando del ringlete, sin nombrarlo, un detalle que me gustó. Pero ¿por qué “un”? ¿Para conectarse con la indicación de Alicia de que, aunque María del Mar pierda el ringlete, nunca lo perderá, de que el ringlete físico es solo uno y no abarca todo lo que el ringlete representa? Quizás. Pero me parece que “el” funcionaría mejor.

Aunque el cuento es breve, en realidad comienza en la tercera página, cuando Alicia se enferma. Desde ese punto en adelante, la acción se mueve sin tregua hacia el final. Me parece que debió haber empezado ahí, y los puntos altos de las páginas previas podrían intercalarse desde ese momento. Es un buen cuento de cinco páginas que hubiera sido un muy buen cuento de tres o cuatro páginas.

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