Emily Raboteau, “The Babysitter” (McSweeney’s 49)


McSweeney’s 49 is devoted to cover stories: remakes of well-known stories by contemporary authors. This has been my favorite volume of McSweeney’s. Some of the authors I liked best I hadn’t read before, so it was a good find on top of a good read, particularly with Jess Walter.

 In Emily Raboteau’s “The Babysitter” (after Alice Munro’s “Some Women”), a twelve-year-old, Dana, babysits for a wealthy professor, Eleanor Fagan, who recently lost her husband, shortly after the couple had adopted two small children from Ethiopia. The messiness of the home, and the utter neglect with which Mrs. Fagan lives her life, mark Dana’s time at the Fagan home.

Things become messier when Dennis, the son of Eleanor Fagan’s deceased husband, shows up and brings laughter, drugs, and sex into the house. At the end, jealous that Dennis was having sex with the au pair (Femke), Dana starts a fire that gets blamed on Dennis and leads to Eleanor Fagan relocating.

“The Babysitter” worked very well within Dana’s psyche. It dramatizes effectively Dennis’s chaotic, irresistible pull. There are underlying tensions, even racial tensions, that build up to good effect toward the conflagration at the end. The story has good insights and humor, and the narrator has a good voice. The story is told years after the fact, but retains the sense of a young observer in a hectic environment.

This quote highlights (one form of) charisma (and sexism) and captures Dennis’s impact on the Fagan household: “I started to see there were some types of people—men—whom others liked to be around, not because of what they, the men, had achieved but because of their cocksure delivery. A pleasure with themselves, an ease with putting their hand on your shoulder, back, or knee, a confidence that their expectations were more extraordinary or entertaining that yours, and that you couldn’t help but take pleasure in their company. There might be some folks—folks like me—who didn’t buy into this, but that didn’t stop them from selling” (p. 53).

Comments

Post a Comment

Popular posts from this blog

Vallejo desde el desbarrancadero

Image
Fernando Vallejo, El desbarrancadero . Bogotá: Alfaguara (2001), 194 pp. Durante mucho tiempo no había querido leer a Fernando Vallejo. En sus columnas había encontrado una prédica de virilidad y prejuicio, de odio e impulsividad, que me parecía una postura fingida hasta el punto de volvérsele una máscara inescapable. No seguí leyendo sus columnas, y evité sus novelas. Sin embargo, con los años empecé a acumular recomendaciones enfáticas. Uno de los vallejistas, en cuyo criterio confío, me confesó guardar sus copias de las obras de Vallejo junto a la Biblia. En últimas, di el brazo a torcer. El resultado fue que leí El desbarrancadero . Mi primera impresión fue la risa: ¿cómo no reírse cuando un narrador cascarrabias, ágil con las palabras y acerbo con las ideas, destruye tanto la cabeza del títere como el títere y la tarima? Es una proeza mantener ese tono cáustico durante casi 200 páginas, y el autor lo logra, pero termina por volverse repetitivo y no alcanza a darle a la obra nada s...
Read more

María Fernanda Ampuero, “Subasta”

Image
María Fernanda Ampuero, “Subasta” ( Pelea de gallos : Páginas de Espuma, 2018) ¿Qué es? Una mujer recuerda la infancia que pasó en medio de peleas de gallos, recogiendo gallos destripados y buscando formas de evitar que los galleros la manosearan y la miraran con lujuria. Estos recuerdos le llegan mientras espera, con la cabeza metida dentro de un trapo, a que la subasten: el taxista la secuestró y la llevó a un sitio donde venden a las personas a otros que las robarán o las violarán. Al final, cuando el turno le toca a ella, se cubre en sus propios excrementos. Recuerda de las peleas de gallos que los galleros les tenían repulsión a los excrementos y las vísceras de los gallos, así que usa eso ahora para que no la compren. No la compran. ¿Qué me gusta? La narración y la historia. La narración es ágil, pasa de un lugar y de una preocupación a otra rápidamente. Caracteriza a ciertos personajes con un trazo o dos. Hace comentarios sociales sin detenerse en ellos, como cu...
Read more

El nuevo cuento latinoamericano

Image
La industria del cuento norteamericana es enorme (antes me he referido a algunas de sus manifestaciones): Best American Short Stories cada año, Best Nonrequired Nonfiction cada año, Pushcart Prize cada año, docenas de revistas trimestrales (como McSweeney’s , Zoetrope: All-Story y Kenyon Review ), One Story , Black Lawrence Press , etcétera. Un poco embriagado con eso, fui a la librería más grande de San Juan y pedí una buena antología de cuentos en español. Me mostraron un manojo con cuentos traducidos al español, pero yo quería cuentos escritos en español. Encontré un gran total de una: la que hoy reseño, El nuevo cuento latinoamericano , publicada por Norma en el 2009. Está disponible parcialmente en Google Books, aquí . Antes de que me lo digan, claro que existen otras antologías. Sólo que no las había. El adjetivo “nuevo” en el título es sencillo de explicar: los doce cuentos fueron publicados en el siglo veintiuno, bien sea por autores jóvenes (Samanta Schweblin) o por auto...
Read more