“Los detectives salvajes”, de Roberto Bolaño
Roberto Bolaño, Los detectives salvajes . Barcelona: Editorial Anagrama (1998), 609 pp. Bolaño. El nombre ya es casi inseparable de la literatura latinoamericana actual. Bolaño se ha vuelto un icono, una referencia obligada en las reuniones de escritores, un autor que aparece traducido en The New Yorker y discutido en el New York Times . Es más, para muchos no leer a Bolaño es un pecado, y debo confesar que es un pecado que cometí gustoso hasta hace un mes. Mi primer Bolaño, y quizás mi único Bolaño, es Los detectives salvajes . Varias cosas me gustaron de esta novela. De vez en cuando (a ojo, diría que cada cuatro o cinco páginas) Bolaño nos deleita con una descripción perfecta. Puede ser de una ciudad, de una persona, de una obra. Esta la dice la hija de un hombre que se está enloqueciendo, y la considero fantástica: “ Parecía como si mi padre siempre se estuviera desnudando, siempre quitándose cosas de encima, de buen o de mal grado, pero con tanta mala suerte (o con tant